martes, 30 de junio de 2009

No creas que se acaba

Disfrazado con la pose más ligera del armario, a medias contento por acabar el noveno curso, por recuperar este lugar que nunca llegó a costumbre y que, como ahora, sólo frecuenté por azar. No es necesario que algo empiece cuando algo acaba, a pesar de que en todos los folletos de ofertas así pueda parecer. Necesario, de momeno, sólo es que ciertas cosas vayan terminando, muriendo, desapareciendo hasta del recuerdo.
Es temprano y hace un calor descamisado, indolente. Hay en esta casa un silencio de despedida, dos almas ruidosas menos que ya, en la primera curva, estoy echando de menos. Y nosotros marchamos pronto a rodar por una Europa descentrada, engreída y quién sabe si acogedora. Nos conformaremos con no viajar a la contra, con dar pedales de poco desencuentro.
No creas que se acaba; es tan sólo un aviso de la escasa batería que, también por necesidad, va quedando antes de la recarga.