miércoles, 28 de enero de 2009

De relecturas

Sin ser tan mayor, y sin ninguna intención de serlo, como quienes dicen que el resto del tiempo de vida consciente lo pasarían releyendo los libros que acabaron por hacerles ser lo que son -quiero decir colaborando en la tarea-, recibo con ilusión ciertamente temerosa la recaída en mis manos de Cuaderno Amarillo. No todo es el azar irresponsable, o al menos no un único azar. El caso es que ahí estaba, compartiendo pequeño estante con otros verticales atrevimientos escritos. Lo he cogido con permiso, excusando la osadía, como quien se sabe presa de una pregunta inevitable, de una bala de carga desconocida. Lo leí en 2002, en ese verano donde empieza parte de esta historia poco modesta que soy yo. Léanlo, sacúdanse, pónganse en duda.

martes, 27 de enero de 2009

Cuando a veces algo pasa

No es frecuente que desayune piña con té ni que tan temprano ande yo enredando con repetidas palabrerías . El caso es que en este espacio semiabandonado, envuelto en una crisis nada coyuntural ni pasajera ni esperanzada, aparece por sorpresa un comentario que merece mi agradecido despertar, mi primer bostezo de martes. Nada obliga, nada pasa salvo cuando el prodigio -alguien prodigioso- tiene la atrevida delicadeza de tocarme para que la chamusquina de una falsa humildad acabe recibiendo un reclamado toque de veracidad. Gracias entonces por celebrar el encuentro, por considerarlo un privilegio. En caso de que lo sea es compartido. Gracias también por el error al apreciar el "nivel literario y humano"; es una Alegría comprobar que también los sabios veteranos se equivocan.