miércoles, 11 de febrero de 2009

El jefe de la tribu

Esta tarde seré un león desmelenado (literalmente) y un jefe de tribu bastante típico, hecho y rehecho a la medida de los más asequibles prejuicuios, tomado del más habitual imaginario. Un jefe de tribu africana, americana, australiana, da igual, en la palabra tribu se acaba la búsqueda de alguna otra característica que nos acerque un poco más a un personaje real, es decir, a una persona. Me pregunto, en hora de guardia, calor y nervio, cómo sería el vestuario de este personaje para una obra situada aquí, en esta orilla del mundo. Un jefe de nuestra tribu. Tal vez nos costaría más trabajo ridiculizar, simplificar y llegar a un acuerdo para la imagen final que llenara el pequeño escenario. El caso es que la obra, “De safari”, será representada esta tarde y mañana. Para niños, claro. Absténganse, salgo yo.

sábado, 7 de febrero de 2009

El agua gris

Hay tantas cosas que hacer que, de momento, no voy a hacer ninguna. A no ser que dejarme ver de nuevo por aquí sea una de esas tareas pendientes, quiero decir, de esas tareas que uno cree que están pendientes. Suena Variaciones Goldberg y, claro, el ánimo, afortunadamente, se atempera, se aviene al pulso de un reposo siempre a medias. Leo esta mañana a Rushdie en una entrevista en ABC digital: "El puritanismo es temer que alguien en algún lugar del mundo esté siendo feliz". Veo crecer a mis sobrinas, corro antes de que casi todo lo demás despierte, vuelvo a beber té con menta y retraso, una vez más, lo previamente retrasado. En esta esquina oriental de un sofá regalado trato de que el tiempo no me ahogue. Mientras, en el intento, sorprendido en un abuso inesperado de presente, escribo sin apenas herirme. ¿Qué ocurre con la voz propia? ¿De qué voces sangra mi voz su música, tan híbrida y a la vez tan monótona?
"Mar de invierno. El agua gris mancha de frío las rocas." Lean a Ángel González.

jueves, 5 de febrero de 2009

Pasar por caja

Retomo tinta vieja, veterano cuaderno, costumbre que fue y quisiera seguir siendo. Cambia de forma a veces. Para curiosos: http://hijodelazar.blogspot.com. Otras desaparece y vive por su cuenta buscando a quien imitar, reclamando maestro.
Ayer resucitaron ciertas angustias, carnaza para una misma tristeza. Ayer, por seguir urgando, supe de la fragilidad de la ilusión, de su contundente respuesta, del precio inevitable de imaginarse en otro lugar, de suponerse otro. No alivia, pero ilustra saber que la vida me hace periódicamente pasar por caja. Tendré que celebrar cada día en el que no me toque hacer cola.

martes, 3 de febrero de 2009

Para aludidos

Asumo de antemano la torpeza. Diría yo, puesto que no dejo de sorprenderme ante lo que leo, que sobra el esfuerzo de la escritura, sobre todo cuando no se sabe el sentido de la sorpresa que ésta va a generar en uno mismo. Y no es que no haya dedicación para anticiparlo. ¿Quién es aquí más paciente, la mano o el papel? Diría yo también, abandonado como estoy al impulso generoso de una mañana medianamente aprovechada -cómplice ilusión del lenguaje-, que vano es el esfuerzo de escribir, nocivo incluso, cuando ya se está esperando ser leído. Hay entonces culpables contra los que emitir la inmediata condena. La cosa -ello, que diría el sabio recuperado- es que manejar la vida, lo que en ella quede de propio, no es tarea sencilla, ni siquiera pendiente, sobre todo si ya se han abierto determinadas puertas, si ya los butrones sin remedio permiten el paso irrefrenable del torbellino consciente. Va a ser entonces más conveniente dejarse manejar por ella.