sábado, 7 de febrero de 2009

El agua gris

Hay tantas cosas que hacer que, de momento, no voy a hacer ninguna. A no ser que dejarme ver de nuevo por aquí sea una de esas tareas pendientes, quiero decir, de esas tareas que uno cree que están pendientes. Suena Variaciones Goldberg y, claro, el ánimo, afortunadamente, se atempera, se aviene al pulso de un reposo siempre a medias. Leo esta mañana a Rushdie en una entrevista en ABC digital: "El puritanismo es temer que alguien en algún lugar del mundo esté siendo feliz". Veo crecer a mis sobrinas, corro antes de que casi todo lo demás despierte, vuelvo a beber té con menta y retraso, una vez más, lo previamente retrasado. En esta esquina oriental de un sofá regalado trato de que el tiempo no me ahogue. Mientras, en el intento, sorprendido en un abuso inesperado de presente, escribo sin apenas herirme. ¿Qué ocurre con la voz propia? ¿De qué voces sangra mi voz su música, tan híbrida y a la vez tan monótona?
"Mar de invierno. El agua gris mancha de frío las rocas." Lean a Ángel González.

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