domingo, 21 de diciembre de 2008

Mi oficio

No es otra la llave que abre mi puerta,
me ha servido la misma de ayer y anteayer.
También semejantes son los ojos
que devuelven en el espejo una mirada turbia a los míos.
Diría que me conocen, acaso les suene mi cara y
vivan en el recuerdo reciente de la última madrugada.
No es otra la llave que abre mi puerta, digo,
ni otra la palabra que enreda mi boca,
me han servido repetidas
las que ayer usé como un obrero experto
sin ambición, sin ascenso,
como un peón perpetuo de la vida,
vitalicio armador del andamiaje de un día
de otro día...

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