Estoy listo, sin serlo, para encontrarte
buscando margaritas entre las ruinas de la noche.
Sin quererlo, ando preparando el paseo de la lluvia,
de la sábana paciente, del sonoro vértigo de amarte.
Deshojo las balas de los temores -sí, no, sí, no, sí-,
y me alzo, repleto de manos, volado de pies,
hacia la acuosa víspera del encuentro.
lunes, 8 de diciembre de 2008
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